lunes, 1 de octubre de 2007
El fuego es el que empuja
Detrás de la pintura y las paredes
En copas y burbujas se presentan
Al tiempo con que inician el recuento
La vida y la miseria, sus mercedes
Los pasos se aproximan a la puerta
Con lento despejar de los recuerdos
Las manos en bolsillos que no alcanzan
Se alejan de los nudos de la cuerda
El fuego quedó ardiendo atrás y lejos
y empuja con su frío para afuera
la vida se repone inalterable
blasfema de sonrisas y de besos
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