martes, 13 de diciembre de 2011

con el apoyo de la comunidad económica europea


una carretera angosta, recta interminable,
en un pequeño país de Europa del este,
una gasolinera (por influencia cinematográfica),
el medio litro de alcohol mezclado con agua
fluyendo en el depósito del limpiaparabrisas,
una carretera fluyendo paralela a la costa,
la playa del mar Báltico en Estonia que no conocimos,
el sol cayendo, atardeciendo, aturdiendo la tarde de Europa del Este,
la hilera interminable de camiones,
en una carretera construida con el apoyo de la Unión Europea,
absurda Europa del Este, y la tarde aturdiendo al sol
y a la noche,
oscura de pinos carreteros le sobran
las pocas luces de los muchos pueblos que atravesamos
y que no despiertan a nuestros compañeros en el fondo de la camioneta,
mientras dejamos atrás la frontera y Estonia
pisando el suelo de Latvia,
en medio de la noche,
me sonrío y pregunto:
¿Cómo puede ser que sigan insistiendo estos recuerdos?,
soviéticos,
absurdos, herrumbrados, monolíticos,
brillantes de lo que iba a ser y soleados de todo lo que fuimos,
recuerdos de la Europa del Este, detenida en el tiempo.

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